¿Está el Vaticano en bancarrota?
En una reciente comunicación, fechada el 19 de noviembre y dirigida al Colegio Cardenalicio, así como a los Prefectos y Responsables de las Instituciones Curiales y Oficinas de la Curia Romana relacionadas con la Santa Sede, el Papa Francisco expresó su preocupación por la delicada situación financiera que enfrenta el Vaticano.
"Somos ahora todos plenamente conscientes que son necesarias medidas estructurales urgentes, que no pueden aplazarse más, para conseguir sostenibilidad en el Fondo de Pensiones, en el contexto más general de los recursos limitados disponibles para toda la organización, una cobertura del bienestar apropiada para los empleados presentes y futuros, con una perspectiva de justicia y equidad entre las diversas generaciones", es el contenido que se puede leer en la carta del Papa.
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El Papa ha subrayado después que "se trata de asumir decisiones que no son fáciles, que requieren una sensibilidad particular, generosidad y disponibilidad para hacer un sacrificio por parte de todos".
La gestión del Fondo de Pensiones es un tema que fue ya debatido anteriormente en otra carta, el 16 de septiembre, en la que se destacaba el concepto de "déficit cero" como objetivo a perseguir para asegurar la estabilidad económica del Vaticano.
A pesar de los recortes que se han producido, la situación no parece haber cambiado, tanto es así que el Pontífice se ha visto obligado a tomar una decisión inesperada: el nombramiento del Cardenal Kevin Farrel (en la foto) como administrador único del Fondo de Pensiones.
Para el Papa Francisco, el nombramiento del cardenal Kevin Farrel es una elección "clave" para poder hacer frente a los retos que suponen los cambios futuros en el sistema de la seguridad social del Vaticano.
En respuesta a la carta del Pontífice, en la página web de la ADLV, la Asociación de Empleados Laicos del Vaticano, se pueden leer las primeras discrepancias por parte de los trabajadores que se sienten "agotados por los recortes" y frustrados por el hecho de que desoigan sus peticiones.
Entre las peticiones del ADLV, se encuentra la necesidad de poder acceder a los datos de las cuentas económicas, ya que al no ser públicas, no pueden ser consultadas. "¿Quién comprueba si hay un posible pasivo financiero?", pregunta la asociación.
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"La inmensa mayoría de los empleados vaticanos ya se ha ajustado el cinturón. El recorte de un bienio por antigüedad para muchos tendrá consecuencias significativas: además de 20 mil euros a final de sus carreras", se puede leer en la página del ADLV.
Según los empleados laicos del Vaticano, la Secretaría de Economía debería centrarse en cómo aumentar los beneficios de la Santa Sede, mientras que los eventuales recortes no deberían afectar más al personal, que ya se encuentra en una situación económica reducida al mínimo.
Es por eso que, mientras que el Papa en su carta pide la colaboración de todos en este nuevo e inevitable proceso de cambio, desde la ADLV piden ser recibidos para poder debatir sobre esta preocupante situación.
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