¿Cuánta sal podemos consumir al día? Consejos para moderar su ingesta
Según la Organización Mundial de la Salud, se recomienda el consumo máximo de 5 gramos al día. Es decir, el equivalente al contenido de una cuchara de té. Se calcula que, de media, la población mundial consume entre 9 y 12 gramos de sal diarios, el doble (o más) de lo recomendado. Mucha sal puede provocar hipertensión y problemas cardíacos o cerebrovasculares. Veamos algunos consejos para reducir el consumo de sal.
Los alimentos frescos son siempre la mejor opción. Entre otras cosas porque tenemos el control sobre el modo en que los cocinamos.
Curiosamente es uno de los alimentos que suelen contener más sal. Solo una rebanada puede suponer la ingesta de 400 miligramos de sal. En la dieta mediterránea es un elemento fundamental así que hay que cuidarse y elegir un pan bajo en sal.
Hay que leer las etiquetas de los productos alimenticios que compramos: comparar el porcentaje de sal que contienen y ver que no tengan alto porcentaje de sodio (que es el elemento básico que hay en la sal).
Aunque tenga fama por ser "más natural", consumir sal marina tiene exactamente los mismos efectos que otras sales.
O con muy poca sal. Resulta difícil porque culturalmente estamos acostumbrados a sabores salados pero educar el gusto resulta perfectamente posible. Puede descubrirse una gama de sabores muy potente dejando la sal a un lado.
La presencia del salero en una mesa induce a salar en demasía nuestros platos. Que se quede en la cocina.
Hay que elegir bien los cereales del desayuno. Ya incluimos vigilar este producto entre los consejos para reducir el consumo de azúcar pero también hay que ver cuánta sal contienen. Y, aunque no te lo creas, algunos cereales llevan un porcentaje de sal bastante elevado.
El queso que se comercializa para consumir en sandwichs puede contener altísimas dosis de sal.
De nuevo la misma recomendación: si las compras preparadas, has de mirar el porcentaje de sal que contienen.
Cada 100 gramos de salsa de soja contienen 5'7 gramos de sodio. Se trata de una salsa, por tanto, con un altísimo porcentaje salino y por ello hay que consumirla en cantidades muy moderadas.
En realidad, la regla básica es leer atentamente el etiquetado de todo lo que consumamos. Y, sobre todo, eludir todo añadido de sal (en la medida de lo posible) a la hora de cocinar. Se trata de reeducar nuestro gusto. Y no es tan difícil como parece. Nuestra salud nos lo agradecerá.