Curso 2012/2013. El joven Thomas, un estudiante británico de 7 años, acude a clase como todos los días. Ese día cualquiera, la profesora de Thomas decide hacer una actividad en la que cada niño cuente al resto cosas de su familia.
El joven Thomas lo tiene claro: hablará de su tío Henry del que no tiene problema en confirmar que es Superman. El resto de niños ríen a carcajadas, mientras el joven Thomas insiste en que no miente y que su tío es Superman de verdad.
El asunto toma tal calibre que la profesora se ve obligada a intervenir y tratar de poner cordura ante las afirmaciones de su alumno.
Le explica que no es posible que su tío sea Superman porque los superhéroes no existen y Superman es un personaje de ficción.
Pero Thomas es obstinado, sabe que dice la verdad y no duda en insistir y mantener que su tío es Superman.
La solución de los docentes pasa por castigar al niño por contar y mantener sus mentiras en el tiempo, sin dar su brazo a torcer.
Obviamente, llaman a sus padres y les cuentan lo sucedido, pidiéndoles que se acerquen al colegio para comentar el asunto. "No recomendamos a los niños que digan mentiras y nos gustaría que en casa hicierais lo mismo", llegan a decir a su madre, que es quien acude a la llamada.
Para sorpresa de los profesores, la madre de Thomas corroboran la historia: Thomas dice la verdad, su tío es Superman.
El enfado de los profesores va en aumento y deciden posponer una decisión sobre el asunto, tratándolo de manera más sosegada en días venideros.
Mientras, tanto Thomas como sus padres se van a casa tranquilos y sabedores de que su versión se ajusta a la realidad, pero molestos con la actitud de los docentes.
Por un lado, Thomas está frustrado porque sabe que dice la verdad y, a pesar de ello, se burlan de él, le castigan y le señalan delante de sus compañeros.
Por otro lado, su madre está molesta con la reacción de los profesores y las posibles consecuencias que pueda tener la futura reunión del claustro.
¿Cómo se soluciona un asunto así? Fácil: llamando al superhéroe en cuestión. La madre de Thomas llamó a su cuñado para que solucionara el entuerto y probar que su hijo no mentía. Es más, incluso es amigo de Batman, como se ve en la foto.
Obviamente, el cuñado era Henry Cavill quien, aquel lejano 2013, había sido elegido para ser el nuevo Superman en 'El Hombre de Acero' de Zack Snyder.
Así fue como Henry Cavill, al día siguiente, acompañó a su sobrino al colegio para demostrar que decía la verdad. Por cierto, Thomas acudió ese día con una camiseta de Superman.
La historia no sólo es real, sino que la contó el propio Henry Cavill en el programa 'Live! With Kelly and Ryan', en 2018, aplaudiendo la tenacidad de su sobrino por mantener su verdad, sabedor que era la realidad.
Por otro lado, Henry Cavill demostró que no todos los héroes llevan capa y que no hacen falta superpoderes para ayudar a los que tenemos alrededor.
