Guantánamo: el infame centro estadounidense de detención de terroristas
Situada en el sureste de Cuba, la Base Naval de la Bahía de Guantánamo ha sido testigo de algunas de las prácticas más atroces que ha cometido Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Esta instalación estadounidense ubicada en suelo extranjero, que ha sido objeto de innumerables acusaciones de abusos contra los derechos humanos, es un buen ejemplo de que todavía vivimos en un mundo marcado por la guerra contra el terrorismo.
El 11 de septiembre de 2001 el mundo cambió para siempre. La década de los años noventa, caracterizada por el optimismo y la despreocupación, llegó a su fin de la forma más radical posible y dio comienzo una nuevo capítulo en la historia de la humanidad bajo la impronta de la guerra contra el terrorismo.
En este contexto de la guerra contra el terrorismo se han hecho muchas cosas, pero, sin duda, uno de los símbolos más infames derivados de él es el Centro de Detención de la Bahía de Guantánamo, la base naval estadounidense en suelo cubano que, a pesar las promesas de cerrarla, continúa abierta.
La Base Naval de la Bahía de Guantánamo se creó en 1903 por una de las disposiciones establecidas en la Enmienda Platt, un apéndice votado en 1901 por el Congreso de los Estados Unidos y agregado a la Constitución de Cuba de ese mismo año. SE firmó durante el gobierno de Estrada Palma y en el período de la primera ocupación militar estadounidense en la isla (1899-1902). La base fue una de las condiciones que el gobierno norteamericano puso sobre la mesa para retirarse de Cuba después de la Guerra Hispano-Estadounidense.
La Enmienda Platt fue derogada en 1934 por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, pero, casi noventa años después de aquello y a pesar de las continuas protestas del gobierno cubano, la Marina de Estados Unidos todavía permanece en la Bahía de Guantánamo con su base en funcionamiento.
El Secretario de Defensa de Estados Unidos en 2001 y uno de los mayores promotores de la guerra contra el terrorismo, Donald Rumsfeld, aprovechó el "limbo legal" que supone la Bahía de Guantánamo para utilizarla como un centro de detención. Guantánamo está ocupado y administrado por los norteamericanos, pero la realidad es que oficialmente es territorio cubano, por lo que se puede decir que lo que allí se lleve a cabo está fuera de la jurisdicción legal de Estados Unidos.
Según el servicio de radiodifusión estadounidense NPR, al ser preguntado por el tema de Guantánamo, el propio Rumsfeld aseguró ante la prensa que "mientras tengamos la necesidad de evitar que los terroristas ataquen de nuevo, se seguirá necesitando una instalación como esta”.
El Secretario de Defensa estadounidense aseguró que en las instalaciones de Guantánamo solo mantendrían como detenidos a terroristas considerados como "extremadamente peligrosos". Y allí, si fuera necesario, los interrogarían y los procesarían si fueran declarados culpables por cometer crímenes de guerra.
Amnistía Internacional ha definido la prisión de Guantánamo como “el Gulag de nuestros tiempos”. En ella, según han denunciado, han encerrado y torturado a presos aprovechando que no están protegidos por los derechos y convenciones establecidas por la Constitución de Estados Unidos.
El periódico The New York Times ha publicado recientemente que, desde el año 2002, al menos 780 personas han sido detenidas y trasladadas a la bahía de Guantánamo. De todas ellas, en enero de 2022 solo quedaban 39, entre las cuales, además, diez permanecerían a la espera de juicio por crímenes de guerra y dos ya habrían sido condenadas.
Además, según los datos que aporta The New York Times, 27 personas de las que permanecen actualmente en Guantánamo están detenidas conforme a la ley de guerra, lo que significa que son combatientes enemigos detenidos sin cargos.
Por su parte, The New Republic destacó en un artículo publicado en 2014 que en Guantánamo se aprovechan de uno de los puntos de los acuerdos alcanzados en la Convención de Ginebra por el que, en caso de guerra, se permite detener a los combatientes enemigos en el campo de batalla siempre que no tenga un fin punitivo. Pero la realidad es que no es precisamente el caso de la base estadounidense, sino más bien un incumplimiento de aquellos convenios...
Las instalaciones de Guantánamo se convirtieron en una muestra de los excesos cometidos durante los años de George W. Bush como presidente de Estados Unidos. Unos sucesos terribles que intentaron justificar desde su Gobierno escudándose en la guerra contra el terrorismo.
El coronel Lawrence Wilkerson, ex asistente del secretario de Estado Colin Powell (en la foto junto a George W. Bush), reveló en el año 2010 que el propio presidente y su Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, sabían perfectamente que la mayoría de los detenidos que estaban siendo enviados por primera vez a Guantánamo eran inocentes.
Según publicó The Atlantic, Wilkerson hizo unas declaraciones en las que aseguraba además que "de los primeros 742 detenidos que llegaron a Guantánamo, la mayoría de ellos no había visto a ningún soldado estadounidense ni en el momento de su detención ni durante su cautiverio".
A lo largo de los años, las denuncias sobre las torturas en Guantánamo han sido innumerables. Diferentes organismos internacionales como Naciones Unidas, Cruz Roja o Amnistía Internacional son algunos de los que han criticado duramente esos abusos que se cometían en su interior.
Con su llegada a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama prometió cerrar Guantánamo y liberar o trasladar a los detenidos que aún permanecían en su interior. Pero cumplir esa promesa era muy difícil. El Congreso y el Senado bloquearon la mayoría de las iniciativas al respecto y, al final de su presidencia, 41 detenidos aún permanecían retenidos dentro de sus instalaciones.
De hecho, durante la presidencia de Obama, no solo no se cerró la base militar estadounidense, sino que, además, incorporaron a sus instalaciones una nueva sala destinada a la celebración de audiencias con la presencia de un juez militar. En ella, eso sí, los juicios se grababan y transmitían -con un retraso de 40 segundos-. Es cierto que hubo más transparencia que en la época de Bush, pero, para muchos, la realidad es que incumplió su promesa.
El foco mediático sobre la base estadounidense se redujo bastante durante la época de Obama y siguió esa misma línea ya con la presidencia de Donald Trump hasta convertirse en un tema casi intrascendente a pesar de que apenas se han producido cambios allí durante estos años. ¿Es posible que el mundo se haya olvidado de Guantánamo y de la guerra contra el terrorismo?
Ahora es Joe Biden el inquilino de la Casa Blanca y entre sus promesas también está el cierre de Guantánamo, en su caso de forma definitiva y antes del final de su mandato. Pero parece que la realidad sigue un camino opuesto a esa promesa, ya que, según publicó el periódico The New York Times en diciembre de 2021, van a construir una nueva sala para audiencias en sus instalaciones... ¡y sin vista pública!