La sorprendente historia de San Valentín
Vuelve el Día de San Valentín, una celebración en la que muchos enamorados se esfuerzan por encontrar la tarjeta más bonita, el mejor regalo o la experiencia más inolvidable con la que disfrutar junto a su amado o amada. Algunos viven este día con gran intensidad, mientras que otros aseguran que no es más que algo comercial, una excusa para incitarnos a consumir más. Pero ¿cuál es el origen de esta celebración?
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Vayamos a los datos históricos sobre San Valentín como día para celebrar el amor. También explicaremos porque en los países anglosajones se usa la letra x para representar el beso. Besos y amor (y San Valentín) van de la mano.
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Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre el origen del Día de San Valentín. Sin embargo, muchos de ellos lo sitúan en el siglo VI, cuando los cristianos pusieron todo su empeño en reemplazar una fiesta pagana que celebraba la fertilidad por algo más acorde a sus creencias.
Las llamadas fiestas lupercales (también conocidas simplemente como lupercales o incluso Lupercalia) eran una especie de carnaval que en la antigua Roma incluía un ritual un tanto despreciable visto con ojos de hoy en día: los sacerdotes se disfrazaban y golpeaban a mujeres por las calles con pieles de cabras y perros que habían previamente sacrificado y estaban empapadas en sangre.
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Se creía que esta práctica sangrienta y desagradable servía para bendecir a las mujeres y favorecer así su fertilidad. Según la leyenda que habla de este rito, después de la bendición de los sacerdotes, las mujeres ponían sus nombres en una especie de urna y eran emparejadas al azar con un hombre durante un año. De tan brutal y machista rito pudo surgir San Valentín, que los cristianos adaptaron como otra forma de festejar el modelo reproductivo representado en la pareja hombre-mujer.
En la cabeza de todos, Cupido y San Valentín siempre han ido de la mano. Pero ¿por qué este bebé gordito con alas, un arco y una flecha está tan estrechamente relacionado con el día de los enamorados?
El origen de Cupido se remonta a la antigua Grecia, donde su figura estaba representada bajo el nombre de Eros, el dios del amor. Eros era el hijo de la hermosa diosa Afrodita.
Sin embargo, según la tradición griega, Eros no solo disparaba a las personas con flechas de amor. También lo hacía con flechas de odio, ya que disfrutaba mucho jugando con las emociones de las personas.
Eros no era un querubín rechoncho y con aspecto infantil como se representa a Cupido hoy en día, sino que se trataba de un hombre adulto y apuesto. El dios griego del amor no adoptó esa apariencia de niño pequeño hasta el momento en el que los romanos comenzaron a compartir sus historias.
El primer rastro de San Valentín como festividad del amor fue escrito en el contexto menos romántico que se puede imaginar: una prisión. Se remonta a principios del siglo XV, cuando Carlos, duque de Orleans, que por aquel entonces tenía 21 años, escribió una carta de amor a su segunda esposa desde la cárcel en la que se encontraba preso.
Carlos fue hecho prisionero en la Batalla de Agincourt y estuvo entre rejas durante más de 20 años. Lamentablemente, nunca pudo ver la reacción de su esposa a aquel poema de amor que la envió. Pero su obra ha quedado como la primera "tarjeta" de San Valentín de la historia.
Son muchas las personas que, en el mundo anglosajón, firman sus cartas con "xx", una manera simbólica de enviar besos al destinatario de nuestras palabras. Un símbolo, la "x" que también usamos en nuestras cartas de amor de San Valentín.
Según los historiadores, la "x" representaba el símbolo principal del cristianismo, la cruz, durante la Edad Media. Pero era una época en la que muchas personas eran analfabetas y, por ello, dicho signo se empezó también a utilizar para firmar documentos.
Según History.com, después de firmar un documento, era común "besar la marca como una señal de su juramento". Con los años, el gesto se volvió más común tanto entre la realeza como entre los plebeyos a la hora de firmar documentos, libros y cartas. Y así, la idea de que algo se “sella con un beso” quedó grabada para siempre en la sociedad.
'To wear one’s heart on one’s sleeve' es una curiosa expresión inglesa que literalmente significa 'llevar el corazón en la manga', pero que hay que traducir como 'exteriorizar los sentimientos en público' o 'ir con el corazón en la mano'. Según The Smithsonian, la expresión tiene sus raíces en la Edad Media.
Según Merriam-Webster, la frase tendría su origen en las justas medievales. Durante la Edad Media, una manga no solo formaba parte de una prenda que cubría los brazos, sino también una pieza protectora de la armadura.
Cuando los caballeros competían en las justas, a menudo dedicaban todos sus esfuerzos a impresionar a alguna de las damas de la corte. Y para ello usaban además alguna prenda u objeto de esa dama en particular, como, por ejemplo, una cinta que ataban alrededor de la manga de su armadura.
Con ese objeto, los asistentes al espectáculo medieval sabían cuál era la dama a la que el caballero quería impresionar. Es por esto que muchos creen que el origen de 'llevar el corazón en la manga' -o de 'ir con el corazón en la mano'- proviene de este gesto caballeresco. Afortunadamente, ya no se exige pelear para demostrar el amor. Basta con una palabra, un regalo o, simplemente, compartir en San Valentín un buen momento junto a la persona que amamos.